martes, 5 de febrero de 2013

ENTENDER LA MUERTE (UNO)

HAY UNA REALIDAD EVIDENTE, Y NO ES OTRA QUE EN ESTA SOCIEDAD BASADA EN UNA CULTURA MATERIALISTA Y CONSUMISTA OCULTA TODO LO RELACIONADO CON LOS PROCESOS DE LA MUERTE. PERO ANTE ESTA EVIDENCIA SE ENCUENTRA EL SER HUMANO INTELIGENTE QUE, MOVIDO POR LA REALIDAD DE LAS COSAS, INTENTA ESTUDIAR, INVESTIGAR Y CONOCER UN PROCESO QUE TODOS SIN EXCEPCIÓN VAMOS A TENER QUE PASAR, Y NO SOLO A NIVEL INDIVIDUAL, SINO QUE EN PROCESO BILÓGICO NATURAL DE LA VIDA, ASISTIREMOS A LA MUERTE DE NUESTROS SERES QUERIDOS. La muerte es, para todos nosotros, inevitable, y por ello debemos prepararnos para recibirla con todos los recursos que el conocimiento nos aporta, por un argumento lógico, sabemos que el miedo es solo desconocimiento, que tememos aquello que desconocemos, por consiguiente la mejor forma de dejar de temer algo, es conocer todos sus procesos. UNA VIDA DIGNA SIGNIFICA TAMBIÉN UNA MUERTE DIGNA. TENEMOS QUE ALEJARNOS DE ACTITUDES INMADURAS Y SUPERFICIALES QUE CONSIDERAN LA MUERTE COMO ALGO QUE VA EN CONTRA DE LA VIDA HUMANA. SIN EMBARGO, ESTA ACTITUD ES GENERAL, Y EN ESTA SOCIEDAD ESTAMOS POCO PREPARADOS PARA VIVIR CON SERENIDAD LA MUERTE. Con frecuencia, a los niños se les impide contemplar la muerte de sus familiares. Así se les impide aprender con naturalidad sobre un proceso vital. Ello les prepararía para enfrentarse a las futuras muertes, tanto físicas como interiores, que sin duda sucederán en uno mismo y en los demás. Una persona que posee conocimiento no comete este tipo de error en la educación de sus hijos, pues la muerte debe ser comprendida como un proceso humano por el que todos vamos a pasar y que se debe conocer para que no cause temor ni sea doloroso. Nada hay en la vida tan cierto como la muerte pero, a pesar de ello, no vivimos con el conocimiento de que en algún momento tenemos que morir. La muerte sigue siendo para nosotros algo abstracto e irreal. Debido a nuestra ignorancia, la muerte nos produce miedo y nos causa dolor hasta lo más profundo. En ella se muestra el poder eterno de la naturaleza, al que todos hemos de doblegarnos. ES UN ACONTECIMIENTO DECISIVO, QUE NO DEBE OCULTARSE CON EL MAYOR SECRETO, DEBE EDUCARSE AL SER HUMANO, A COMPRENDER QUE VIDA Y MUERTE SON LAS DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA Y QUE AMBOS PROCESOS SON IDÉNTICOS. EN UNO SE “MUERE” A LA VIDA MATERIAL PARA VOLVER AL MUNDO ESPIRITUAL DE DÓNDE VENIMOS Y AL NACER REPETIMOS EL PROCESO A LA INVERSA SE “MUERE” EN LA VIDA ESPIRITUAL PARA VOLVER A TRABAJAR Y APRENDER EN LA VIDA MATERIAL LO QUE NUESTRO ESPÍRITU NECESITA PARA SU EVOLUCIÓN. Esta cultura la muerte es una gran equivocación. Debido al miedo a la propia muerte y a la muerte de los seres queridos la rechazamos e intentamos alejarla de la vida cotidiana. Pero esto es un problema para todos, porque todos nos enfrentamos, en un momento u otro, a la realidad de la muerte. Desde luego, esta actitud no nos prepara para lo que, antes o después, vamos a tener que enfrentar. ES NECESARIO QUE COMPRENDAMOS QUE ESTA VIDA ES PASAJERA, QUE A ELLA VENIMOS A TRABAJAR, ESTUDIAR, APRENDER, EXPERIMENTAR, LA LEYES UNIVERSALES Y LOS PROCESOS EVOLUTIVOS DEL ESPÍRITU, EN SUS DOS DIRECCIONES LA INDIVIDUAL, COMO ALMAS INDIVIDUALIZADAS Y LA COLECTIVA COMO EVOLUCIÓN DE LA RAZA “HUMANA”. FRENTE A ESE HECHO, TODAS LAS EXPERIENCIAS QUE VIVENCIAREMOS, EN EL PROCESO DE LA VIDA EN EL MUNDO DE LA MATERIA, ADQUIEREN SU JUSTO VALOR, INCLUSO LAS QUE TEMEMOS. LA CONCIENCIA DE LA FINITUD DE LA VIDA CAMBIA NUESTRA PERSPECTIVA Y NOS IMPULSA A VIVIR UNA VIDA SUPERIOR, MÁS PROFUNDA Y PLENA, EN EL AQUÍ Y EN AHORA. Sin olvidar algo de suma importancia, para entender la muerte, el pensamiento racional nos lleva hasta un determinado punto de entendimiento, para ir mas alla de ese conocimiento racional debemos desarrollar otra forma de pensar que nos lleve a una comprensión mayor de los procesos de la muerte como puede ser la “INTUICIÓN” que es esa inteligencia natural no razonada, es decir para entender la muerte no solo necesitamos nuestro hemisferio izquierdo (lo racional) sino que debemos desarrollar y utilizar también nuestro hemisferio derecho (el analógico, atemporal y emocional). RECORDANDO SIEMPRE A LO LARGO DE NUESTRA EXISTENCIA QUE: “LA MUERTE NO ES TRISTE, LO TRISTE ES QUE EL SER HUMANO NO SEPA VIVIR”

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